La cadena de atentados que sufrió Bombay en noviembre había colocado en vía muerta las siempre complicadas relaciones diplomáticas entre la India y Pakistán, pero unas semanas después la tensión parece transformarse incluso en riesgo de conflicto armado.
Nueva Delhi sostiene que los ataques terroristas fueron obra del grupo Lashkar-e-Taiba (LeT), con base en la vecina Pakistán. Las acusaciones han subido tanto de tono que ayer ambas partes dieron fe de la gravedad de la situación: la India llamó a consulta a su cúpula militar, mientras Islamabad reconoció que concentrará en la frontera que delimita ambos países a un número indeterminado de soldados a los que ha ordenado que estén "disponibles".
Según la edición digital del diario paquistaní Daily Times, el Gobierno paquistaní ya estaría movilizando a sus soldados en los límites con la India. La información se vio reforzada ayer por el canal Geo TV, que reveló que los militares han visto cancelados todos sus permisos y vacaciones en previsión de lo que pueda ocurrir. Según la CNN, las tropas paquistaníes habrían sido desplazadas desde el noroeste del país. Un alto oficial aseguró a la emisora estadounidense que el cambio no afectará a la lucha en esa región contra los talibanes y sus aliados de la red terrorista Al Qaeda. Los soldados, indicó, fueron retirados de zonas donde no se combate. "Pakistán no quiere una guerra", señaló el embajador en Washington, Husain Haqqani, "pero hay que estar preparados ante amenazas procedentes del otro lado de la frontera este".
En el mismo sentido se manifestó el primer ministro paquistaní, Yousaf Raza Gilani, quien afirmó que su país es "responsable" y que no desea ninguna escalada militar, pero que responderá "con dureza" a un eventual ataque.
En Nueva Delhi se trabaja en dos frentes: el militar y el diplomático. El primer ministro indio, Manmohan Singh, se reunió ayer con la cúpula militar del país para revisar la situación de seguridad y supervisar el grado de preparación del Ejército ante la escalada de tensión con el país vecino, la mayor desde 2001, cuando fue atacado el Palacio Presidencial indio y se volvió a señalar hacia Pakistán. "Los tres máximos jefes militares informaron al primer ministro sobre la situación de seguridad y el grado de preparación de las Fuerzas Armadas", se limitó a confirmar una fuente del Ministerio de Defensa.
El Ministerio indio de Exteriores difundió también un comunicado en el que avisa a sus ciudadanos de que "no sería seguro para ellos viajar o permanecer en Pakistán". La nota hace referencia a la explosión el pasado día 24 de un coche-bomba en la ciudad paquistaní de Lahore, tras la cual algunos medios del país vecino aseguraron que varios ciudadanos indios fueron arrestados por su supuesta relación con el ataque. Mientras, en declaraciones a la prensa, el ministro indio de Exteriores, Pranab Mukherjee, insistió en que hay pruebas suficientes de que los responsables de la masacre de Bombay son paquistaníes.
El jefe de la diplomacia india hizo esas declaraciones a la salida de una reunión con su homólogo saudí, el príncipe Saud al Faisal, de visita en Nueva Delhi. Mukherjee explicó que en el encuentro ambas partes coincidieron en que "el terrorismo global tiene que ser tratado mediante una acción conjunta de todos los países".
Nueva Delhi ha buscado el apoyo de los líderes de las potencias que han visitado la capital india en el último mes, entre ellos la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, y el primer ministro británico, Gordon Brown. De hecho, el Gobierno indio aportó ayer a Al Faisal pruebas de la implicación de "elementos" paquistaníes en los atentados de Bombay, que dejaron casi 180 muertos. El objetivo indio es que Arabia Saudí utilice su influencia en Islamabad para garantizar que los culpables sean llevados ante la justicia.
La escalada de la tensión en la zona preocupa en todas las esquinas del planeta. La mayor llamada a la calma llegó desde la Casa Blanca, que instó a ambos gobiernos a que eviten cualquier tipo de acciones que puedan desembocar en el enfrentamiento abierto. "Esperamos que ambas partes se abstengan de tomar cualquier medida que incremente innecesariamente la tensión en medio de estos tiempos de por sí incómodos", declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Gordon Johndroe. "Seguimos estando en contacto con ambos países para pedirles que estrechen su cooperación a la hora de investigar los atentados de Bombay", insistió.
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